Hoy es el Día
Internacional de la Poesía y qué mejor, para celebrar una fiesta
autoimpuesta recordada por nadie, que traer las
palabras de un viejo amigo; el autor de Intemperancia Verbal
es uno de esos camaradas que se conocen en otras
vidas pero que se recuerdan para siempre, porque atrapan sus
palabras, porque atrapa su poesía, porque se niega a que le llamen
poeta aunque de sus manos, de su boca y de su corazón salgan letras
como estas. Aprovechando que Antero, de Somos lo que semos, publicaba
un libro, decidí pedir su opinión, sobre lo que era, en el fondo,
el oficio de poeta. No soy capaz de comentar las palabras de David
Mariné, un glorioso navegante que no quiere ni fama, ni gloria, ni
autógrafos en las sedes de las editoriales.
«Estar en casa y decidir que te apetece pasear por la calle Zenete, una de las más antiguas de Granada, del siglo XI, pues hace mucho que no te acercabas a verla. Entonces llegas allí y descubres que se averiaron las farolas, que la calle está a oscuras, apenas iluminada por la luz que sale de las ventanas de las casas, con tramos en total oscuridad. Y te pones la radio en el móvil justo cuando comienza una retransmisión en directo del Requiem desde Barcelona. Y comenzar a caminar escuchándolo, hacerte la calle una y otra vez, bajo estrellas que gracias a la falta de luz puedes contemplar, recorrerla de arriba a abajo, no sabes cuántas veces, cruzándote con sombras a las que ni siquiera distingues, apurando hasta la última nota del Lux Aeterna. Y fliparlo. Y desear explicarle a la gente que no tienes ambición, que no quieres ningún reconocimiento en tu oficio, ni que te publiquen lo que escribes ni nada de eso, que lo único que le pides a la vida son momentos como ese, que quieres ser justo lo que eres en ese momento: apenas nada, un maldito bulto negro, caminando solo por una calle de mil años, que escucha a Mozart bajo las estrellas.
- Francisco De Paula -
Un maldito bulto negro.
Sí».
Hola Jen:
He querido empezar con
este texto de mi buen amigo Francisco de Paula la carta que tenía
pendiente contigo porque además de ser maravilloso y de contener un
lirismo precioso, de lágrima enternecida, también resume a la
perfección lo que pienso y como siento la poesía, la literatura,
las letras y en resumen la vida, mi vida.
Estoy en casa, es de
noche y disfruto de mi momento de soledad café con leche y canuto de
verde. Podría decir que los dioses me aman y que detesto a la
muchedumbre pero no sería del todo cierto. Cíclico y enturbado,
ante el grito del trueno y la ira saboreando la banda sonora de mi
alegría, como párpado de muelle, me abro y cierro a la vida según
despierte, me agite o muera. Algunos instantes son más llevaderos
que otros pero siempre con la magnificencia de la carne y los latires
a flor de piel y rugiendo vísceras y arterias.
Al tajo:
¿Qué ha ocurrido para
que pienses que Antero ha renunciado a sus principios al publicar un
libro en papel?
Ha ocurrido la poesía.
Verás Jen, todos en algún momento nos hemos preguntado de una u
otra forma qué es poesía. Yo descubrí hace tiempo que la poesía
no era unos señores encorsetados que escanciaban versos encadenados
con mayor o menor acierto, aferrados a la métrica como pata de
elefante a una estaca. Ni tampoco la que aprendí en la escuela. Y
mucho menos los payasos circenses de fular gafapastas anudado en el
crimen de su propia sombra dándoselas de palomos y pecho, eternos
pazguatos de cuerda floja que tanto abundan por los bares y recitales
poéticos.
Aprendí que la poesía
es más, mucho más. que a donde tú vas va ella, que hay momentos
que te persigue como sucia ramera con la entrepierna morada y otras
como musa que te roba la tierra el alquiler y la casa.
Que a la poesía hay que
escupirle a la cara como hay que escupirle a la real academia de la
lengua.
Porque es lengua, porque
es aire, porque es vida y porque sin ella no respiras.
A eso voy en definitiva.
Poesía es respirar y uno escribe por falta de aire no en busca del
aplauso u la palmada en la espalda y mucho menos en busca de gloria,
reconocimientos y beneficios propios.
La poesía es un imán de
emociones y el poema un ente vivo. ha de ser así, debe de ser así.
sensibilidad visceralidad imaginación y reflexión. Un mostrarse
desnudo y en pelotas y decir, aquí estoy, esto soy yo y este soy una
denuncia tácita y barbara de mí mismo. Una verdad. Una simple
verdad. Eso es poesía.
Por eso la poesía tiene
que ser libre y gratuita.
Creo que con todo esto ya
he respondido a las tres primeras preguntas.
¿Por qué crees que son
incompatibles?
El dinero, los egos, la
necesidad de ver tu nombre impreso en un libro siempre es
incompatible con el corazón.
¿Puede verse tu lectura
modificada por un suceso como este?
NO.
Un beso y un abrazo
enorme.
David.
PD: Naturalmente que
puedes publicar mis apreciaciones mis opiniones y todo lo que desees
al respecto. Lo vuelvo a repetir y no me cansaré de hacerlo. Libre y
gratuita.
Olvidé decir que quiero
mucho muchísimo a Antero y que tal vez por eso me dolió y me duele
más que a cualquier otro su decisión de publicar y atarse al yugo
de cabeza y rodillas de cualquier editorial. pese a ello Antero es y
será siempre para mí, el maravilloso poeta del polígono.
Doy las gracias a
David Mariné, de nuevo, por contestar mis preguntas, eso por
supuesto, pero también por demostrarme una vez más que la poesía
traspasa, duele, quema y rompe el ser, que la poesía es y no es el
humano que la contiene, que penetra con cada viento que respiramos,
con cada luna y mar que observamos.
Ahora, os dejo con la lectura de una de sus poesías por Francisco de Paula en el Pub Sándalo, en su primera sesión de Poesía en Micro Abierto.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarnunca debiera haber desaparecido mi anterior comentario.
ResponderEliminarreitero lo dicho: lección constante este hombre.
poesía es respirar.
y mi más sincera enhorabuena Jen.