7 de marzo de 2015

Tiempo roto

Cae el reloj. Lo cojo y veo que las manillas se han desprendido del engranaje. No es la primera vez que este reloj se tropieza con el suelo, parte de su esfera ya estaba rallada antes de este desgraciado accidente. A pesar de que siempre los pierdo u olvido cambiar sus pilas, llevo reloj desde que tengo conocimiento; mientras miro el estropicio de agujas me pregunto qué pasará a partir de ahora.

No me ha dado tiempo a reaccionar, es cierto que aquel no era su lugar, pero nada en casa lo tiene. El único espacio posible era mi muñeca izquierda pero no estaba allí. He de poner orden pero no tengo tiempo. Qué ironía. Ahora tampoco tengo reloj.