2 de agosto de 2016
Alimento para los buitres (XIV)
¿Oíste ayer a los lobos susurrándote palabras de desconsuelo? Hablan de sus ganas de devorarte desde que olieron el primer sangrado. Esta madrugada su canto me ha llenado durante un momento de una dicha casi salvaje, enardecida por la idea de que muy pronto morirás. Quemado. De un disparo. De inanición. O, quién sabe, tal vez acabes desgarrado por las dentelladas de esos lobos que te anuncian su llegada.
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