27 de julio de 2016

Alimento para los buitres (XIII)

Al principio me tomaba un poco a broma todo esto de matarte. Era una manera más de gestionar las emociones y, por qué no reconocerlo, también un juego que reactivaba mi imaginación. Hice ejercicios de memoria para recoger fragmentos dispersos del recuerdo por si tenía que pronunciar algún discurso en mi defensa, cuantos más colocaba en el cesto mayor se hacía la podredumbre de mi cuerpo. Con todo, mi experiencia me lleva a pensar que perder el alma fue el menor de mis males. Así que continué hasta que no quedó gran cosa de mí. Siendo sin ser, existiendo sólo en soledad fue como empecé a sentir. A prevenir. A esperar con los brazos en jarras aquello que tu cabeza enferma y cruel maquinaba y a sortearlo con una mirada y un suspiro que te lanzaban una promesa de horror.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu maullido.