19 de julio de 2016

Alimento para los buitres (XII)

Los psicodramas que me mantienen entretenida e insomne de madrugada me han enseñado que para amputar lo mejor es calentar el filo al rojo vibrante que adquiere el metal empapado en fuego. El golpe… Nadie te prepara para eso. Practicar con productos del mercado aumenta la precisión, por supuesto, pero un pollo muerto no es nada comparado con el alarido de un hombre al ser cercenado.
Y te quedan diecinueve.

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