18 de julio de 2016

Alimento para los buitres (XI)

Prefiero matar a vivir con miedo, a seguir escondiéndome de miradas ajenas por algo a lo que no accedí. Mataperros me llamaron, y eso fue lo más bonito que dijeron de mí. Tu orgullo henchido por mi vergüenza hizo el resto, envenenando mis huesos a cada encuentro fortuito por la asfixiante ciudad. Qué pequeña parecía. Qué pequeña es.
Fingí que vivía. Que sonreía. Que amaba. Que follaba. Lo fingí como cualquier persona vacía. Y guardé silencio. Cuánto me jode tener que guardar silencio. Pero era el precio por oírme pensar en tu sangre.

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