4 de junio de 2016

Alimento para los buitres (V)

Acabas de mearte, de nuevo, y ya he perdido la cuenta de las veces que he limpiado tus desechos. Aunque al principio lo sentía placentero, se ha vuelto rutina y ya no disfruto de la misma manera cuando abro la llave del agua a presión. Apuntar a tus huevos ya no es un reto, la manguera pertenece a mi cuerpo. Por eso esta vez dejaré que te cuezas, en tu orín, en tu mierda, hasta que las llagas te supuren, hasta que la fiebre te haga delirar. Puede que entonces quieras admitir la verdad.

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