Pocas cosas hay que
cuando cambian aporten algo o modifiquen el comportamiento de la
sociedad. Primero vino la palabra escrita, dominada por clérigos que
impedían el acceso de la plebe a la cultura; con la imprenta se
cambiaron las tornas, y el vulgo se internó no sólo en el arte de
leer sino también en el de contar, necesario para que lo primero se
diera; tras la imprenta llegaron las emisiones radiofónicas y las
televisivas, esta vez con contenidos controlados por los órganos
fácticos de poder (no nos engañemos, el pueblo llano nunca ha
tenido la capacidad adquisitiva suficiente para competir con esas
grandes empresas que se llevan las licencias de emisión); hasta
llegar a lo que hoy conocemos como Internet, un medio de comunicación
que permite al, hasta ahora, pasivo receptor escoger la
información que recibe y envía.
Desde mi punto de vista,
Internet como evolución es sólo comparable a la imprenta, a los
cambios sociales que generó esta invención, exquisitamente
relatados por Victor Hugo en Nuestra Señora de París (a ver si
pensabais que la versión de Disney era real), debido a que permite
al elemento más bajo emitir cualquier cosa, elaborar su propio
material, contar su historia desde el prisma único que da la
individualidad.
Por eso hoy he decidido
hacer un antes y un después gracias a los dibujos del gran Alberto Montt, un chileno avispado que en su blog Dosis diarias
habla de la realidad desde el cinismo exacerbado que muestran los que
hartos de estar descontentos con el mundo se ponen a crear. Como
cuando la imprenta.
Antes
Después
Feliz
fin de semana caballeras.
PD:
Come to the dark side, we have cookies.
Me ha encantado el simil
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
Pasé por tu casa, Pérfida, y con mucho placer además.
EliminarTe veo por aquí o por allí coleguita. Un abrazo.