27 de julio de 2016

Alimento para los buitres (XIII)

Al principio me tomaba un poco a broma todo esto de matarte. Era una manera más de gestionar las emociones y, por qué no reconocerlo, también un juego que reactivaba mi imaginación. Hice ejercicios de memoria para recoger fragmentos dispersos del recuerdo por si tenía que pronunciar algún discurso en mi defensa, cuantos más colocaba en el cesto mayor se hacía la podredumbre de mi cuerpo. Con todo, mi experiencia me lleva a pensar que perder el alma fue el menor de mis males. Así que continué hasta que no quedó gran cosa de mí. Siendo sin ser, existiendo sólo en soledad fue como empecé a sentir. A prevenir. A esperar con los brazos en jarras aquello que tu cabeza enferma y cruel maquinaba y a sortearlo con una mirada y un suspiro que te lanzaban una promesa de horror.

19 de julio de 2016

Alimento para los buitres (XII)

Los psicodramas que me mantienen entretenida e insomne de madrugada me han enseñado que para amputar lo mejor es calentar el filo al rojo vibrante que adquiere el metal empapado en fuego. El golpe… Nadie te prepara para eso. Practicar con productos del mercado aumenta la precisión, por supuesto, pero un pollo muerto no es nada comparado con el alarido de un hombre al ser cercenado.
Y te quedan diecinueve.

18 de julio de 2016

Alimento para los buitres (XI)

Prefiero matar a vivir con miedo, a seguir escondiéndome de miradas ajenas por algo a lo que no accedí. Mataperros me llamaron, y eso fue lo más bonito que dijeron de mí. Tu orgullo henchido por mi vergüenza hizo el resto, envenenando mis huesos a cada encuentro fortuito por la asfixiante ciudad. Qué pequeña parecía. Qué pequeña es.
Fingí que vivía. Que sonreía. Que amaba. Que follaba. Lo fingí como cualquier persona vacía. Y guardé silencio. Cuánto me jode tener que guardar silencio. Pero era el precio por oírme pensar en tu sangre.

12 de julio de 2016

Alimento para los buitres (X)

No hay otra manera de dormir que contar los golpes que te he dado. Ni pasatiempo mejor que trenzar tus cabellos arrancados de raíz. ¡Si te vieras! Con ellos haré una corona de flores, la llevaré a tu entierro para presentar mis respetos.

3 de julio de 2016

Alimento para los buitres (IX)

He escrito cientos de versiones de lo mismo. Cuentos, pensamientos fugaces, incluso haikus. Te he acechado, te he disparado, te he hecho arder. Te he drogado, te he penetrado y te he grabado mientras pedías más, semiinconsciente, con la cabeza enterrada entre los cojines del sofá. Es curioso como en mi fantasía tú también utilizas un nombre que no es el mío en pleno frenesí. No, no, no. No tengas la desfachatez de culparme. No cuando una aguja de punto va camino de perforarte el intestino.